jueves, diciembre 06, 2007

Recordando

Adhará hablo con el Hada de la Mermelada y le preguntó si podía conceder deseos, todo lo que quería era que otra niña perdida se encontrara a sí misma. Pero el Hada no era más que otra niña perdida que buscaba el polvo de Estrella para poder volar.

- ¿Y puedes conceder deseos?
- Puede que sí
- Deseo que una amiga mía a la quiero mucho deje de estar perdida y se encuentre a sí misma. Puedes hacerlo???
- Eso es mucho pedir, contestó el hada de la Mermelada.
- ¿Entonces cuál es tu magia??

Pero el hada de la mermelada no contestó sus palabras, y eso que esperó y esperó, y no quiso insistir con sus preguntas para no espantarla, pero no halló respuesta alguna a pesar de desearlo con todas sus fuerzas.

La noche de antes Adhará habló con campanilla sin que esta supiera quien era, se ocultó entre las sombras y no le mostró su rostro. Campanilla estaba inquieta, ardía en deseos de que la cara que se ocultaba en la obscuridad fuera la de su amado Peter pan, pero no lo era. Adhará alentó a campanilla a seguir adelante, le dijo que la quería y la cuidaría siempre que pudiera pero Campanilla dudaba, no sabía quien le hablaba, podía ser una trampa de Garfio y caer en sus redes, le pidió el santo y seña, pero entonces Adhará se despidió hasta el día siguiente.

Campanilla se pasó toda la mañana llamando a la voz misteriosa y pidiéndole que saliera a la luz, Adhará lo hizo y quedó contenta porque supo que durante la noche y parte de la mañana, los ojos verdes de campanilla brillaron de ilusión, y seguramente ahora también estarían brillando.

Ángeles sobre tu cuerpo Campanilla y polvo de hadas en tu cara se despidió Adhará, y dejó a Campanilla sin incertidumbre pero llena de sonrisas.

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